Huellas del mundo celta en la Beturia extremeña
Hasta la llegada del mundo romano a la península, el territorio de las actuales Extremadura y Andalucía conformaban una gran extensión de tierras denominada Beturia, la Celta la más meridional y la Túrdula la situada más al sur. Ambos territorios estaban poblados con una serie de asentamientos que desde la edad del bronce hasta la llegada de Roma, controlaron sus riquezas naturales y explotaron sus recursos en un sistema agro-ganadero adaptado al clima y la topografía.
El Castrejón de Capote es el más reciente descubrimiento de un asentamiento celta realizado en Extremadura, justo en la frontera con Andalucía y está datado en la segunda Edad del Hierro, entre los siglos V y II a.C en el que fuera destruido por los romanos. Ubicado en un entorno natural de singular belleza y sobre un cerro flanqueado por los arroyos Sillo y Álamo que facilita su defensa y el acceso al recurso del agua, queda rodeado por encinares de espectacular belleza. El castro se configura amurallado y con una traza urbana en forma de Y, de cuyos restos podemos distinguir restos de murallas y torres defensivas, viviendas y almacenes y el santuario con su altar de ceremonias y sacrificios. Existe un Centro de Interpretación en el que nos ayudan a entender esta cultura y ver restos cerámicos y de metal de sus objetos domésticos y sagrados.
Otro ejemplo es el cercano castro de Nertóbriga, igualmente celta, ejemplo esta vez de asentamiento romanizado y con prolongación poblacional posterior en la Concordia Julia, tras las guerras civiles de Julio César en el I d.C. De similar datación a Capote (cuya población se desplazó hasta aquí tras su desaparición) e igualmente situado entre dehesas y con las mismas características culturales, este castro nos deja ver el entorno de su santuario celta, junto a otros restos de templos y edificaciones ya de periodo romano e incluso visigodo y árabe posterior.
Nuestro itinerario tendrá dos recorridos en función de la longitud de ruta que se prefiera. El más amplio parte de la visita al yacimiento arqueológico de Capote, para seguir ruta entre encinas hasta el vecino asentamiento de Nertóbriga, donde comeremos tras su visita. Después volveremos a Higuera por un sendero en el que encontraremos interesantes molinos harineros, ejemplo del aprovechamiento tradicional del curso fluvial para moler el grano. El más corto partirá también de Higuera y en una traza circular, nos llevará a Capote por esa ruta de molinos y nos devolverá a la población para comer en sus alrededores.
Y todo ello recorriendo el sur de Extremadura, sus dehesas y encinares, visitando el hábitat del cerdo ibérico en montanera, avistando aves rapaces, respirando su aire limpio y disfrutando de su clima suave. No es de extrañar que estas tierras fueran las predilectas para que los celtas bajaran desde el norte a asentarse en ellas…