Pontevedra
«Pontevedra dá de beber a quen pasa» es un dicho gallego que expresa muy bien la esencia de esta ciudad: la hospitalidad.
Esta tradición de acogida, se refleja en la Virgen Peregrina, emblema del camino portugués a Compostela, honrada por los pontevedreses con una curiosa iglesia, monumento nacional, con la planta en forma ¡de vieira!
En Pontevedra todo está a un paso. Y hay tanto que ver… Tesoros de verdad, como la colección de orfebrería en oro del Museo de Pontevedra, única en Europa, con joyas espléndidas de más de 4.000 años de antigüedad. Y otras joyas más, la Basílica de Santa María, las Ruínas de Santo Domingo y la Iglesia de San Bartolomé.
Pero aun hay más. Parques, alamedas, paseos por el río en plena ciudad y un centro histórico que después del de Santiago, es el más importante de Galicia. Arquitectura en piedra con casas blasonadas y habitadas, fuentes, plazas rebosantes de vida y terrazas con ambiente hasta la madrugada. Esto es vida. En Pontevedra ya no se duerme.
El visitante de Pontevedra no debe abandonar la ciudad sin pasear por la orilla del Lérez, recuperada muy acertadamente para el ocio de la ciudad, pues ofrece al caminante un encanto muy evocador, con rincones muy agradables y que incluso parecen sacados de un cuento.
En la orilla Norte aparecen los mejores lugares para pasar un momento agradable, y entre ellos hay que recomendar encarecidamente la Illa das Esculturas, en la que se puede disfrutar de un paseo que combina naturaleza y cultura. En esta isla fluvial de 7 hectáreas se puede admirar una variada lista de obras escultóricas de gran tamaño de reputados artistas gallegos y foráneos al mismo tiempo que se pasea por un espacio natural de gran valor ecológico.
El inicio…
Comenzaremos nuestro paseo por la atractiva zona antigua de la ciudad, que destaca, más allá del indudable interés de sus monumentos, por su armonioso conjunto pétreo, lleno de casas nobles blasonadas, soportales y plazas que mantienen una fuerte vitalidad urbana.
Por las plazas de Pontevedra…
Partiremos de la Basílica de Santa María A Maior, situada en uno de los puntos más altos de la ciudad. Fue erigida en el siglo XVI, costeada por el gremio de los mareantes, cuyo barrio de A Moureira se asentaba al pie de la fachada sur del templo, fachada plateresca de muy lograda factura. Buscando el carácter hidalgo de la ciudad nos desplazamos a través de la calle Isabel II hacia la Plaza de O Teucro, nombre del mítico fundador griego de la ciudad, en la que nos detendremos a contemplar varios pazos barrocos dieciochescos (Gago, Montenegro, el del conde de San Román e Pita). Siguiendo camino y visitando las plazas de Curros Enríquez y Méndez Núñez vemos las huellas de la hidalguía en numerosas residencias. Es interesante pasear por estas laberínticas pero evocadoras calles, especialmente hermosas en las horas nocturnas, que se abren continuamente en acogedoras plazas que en varios casos mantienen el nombre de su vocación mercantil tradicional, como la de la Verdura, donde aún continúa su venta, o la de la Leña, muy típica y de carácter popular, con casas de buena cantería granítica, soportales, galerías y un cruceiro en el centro que conforman una de las postales más conocidas de la urbe. En este lugar se encuentra el Museo de Pontevedra, que hay que visitar por la importancia y variedad de sus colecciones.
Alrededor de la Plaza de A Ferrería…
Continuamos camino en la búsqueda de la Plaza de A Ferrería, organizada en torno a una muy bella fuente del s. XVI, donde encontramos un amplio espacio abierto que incluye la Praza da Estrela y los Jardines de Casto San Pedro. Es este el corazón de la ciudad, lugar de paso, ocio y celebraciones variadas, en el que destaca la presencia del convento de San Francisco y de la Iglesia de A Peregrina. El antiguo convento de San Francisco, conserva la iglesia gótica de más de cien metros de longitud, destacando de ella la fachada con un gran rosetón y numerosos sepulcros y tumbas de pontevedreses ilustres. Por su parte, La Peregrina, situada al pie del Camiño Portugués a Compostela, fue erigida con forma de vieira y fachada curva a finales del siglo XVIII.
Hacia el río…
Desde aquí cogemos la calle Cobián Roffignac, en la que se sitúan las nuevas instalaciones de ampliación del Museo de Pontevedra, y vamos hacia el río, en el que tras atravesar el puente de Santiago podemos visitar el atractivo parque Rosalía de Castro. Siguiendo camino por el Paseo del ingeniero Rafael Areses aparece la Illa das Esculturas, que acoge obras de gran formato de variados artistas de gran renombre en un espacio de 70.000 m2 en el que la naturaleza también está muy presente. En las cercanías aparece una interesante obra de arquitectura contemporánea que hay que visitar, el Pazo de Congresos e Exposicións, y el campus universitario.
Volviendo a la ciudad…
Retornamos a la ciudad por el Puente de O Burgo, de origen romano pero sustituido en el s. XII por otro con once arcos de medio punto, por el que transcurre el Camino Jacobeo Portugués en el que se sitúa la hermosa capilla del Santiaguiño. Desde ella tomamos camino hacia el magnífico Mercado de Abastos, restaurado por el arquitecto César Portela en 2003, y nos acercamos a la Plaza de A Pedreira, donde se yergue el pazo barroco de Mugartegui, la sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas, y en una de sus esquinas una antigua casa que conforma un arco por el que nos indica la salida de la plaza. Nos dirigimos hacia el Parador Nacional de Turismo, erigido entre los s. XVI y XVIII.
Del Parador al Café Moderno…
Seguimos camino por una concurrida zona de vinos y tapas, pasando por la Praza das Cinco Rúas, siguiendo la de Paio Gómez Chariño y desembocando en la calle Tetuán, donde aparece el Teatro Principal, de mediados del s. XIX y la Casa das Campás, edificio del rectorado Deputación de Pontevedra. Muy cerca aparece la Plaza de España, en la que se sitúan la Casa Consistorial, las ruinas góticas de Santo Domingo, de evocador aire romántico, y una serie de espacios verdes que son los restos de las antiguas huertas de los dominicos: la Alameda Arquitecto Sesmeros, los Jardines de Colón y los de Vincenti. Desde aquí nos dirigimos a la Plaza de San Xosé o da Música, espacio para la cultura, pues podremos acercarnos al Café Moderno (Centro Cultural A Banca) y al Centro Cultural A Banca.
En el final de la ruta…
Para encaminarnos ya al final de la ruta continuamos por la Avda. da Raíña Victoria Eugenia y San Roque hacia la Plaza de Toros, en cuyas cercanías aún tenemos la suerte de poder visitar algunas de las tradicionales casas de pescadores del barrio de A Moureira, muy simples pero de gran tipismo y hermosura, encaladas y a doble vertiente. Desde aquí volvemos hacia la Alameda y terminamos en la Plaza de Alonso de Fonseca tras recorrer la Avenida de Santa María, en la que aparecen las casas de los Fonseca y Méndez Núñez, aunque perdió las impresionantes torres arzobispales que la completaban.